3.05.2013

De mí.

"El compás de los cuerpos meciéndose.. Amándose, sincrónizados. El calor de las almas fundiéndose, entremezclándose y queriéndose saber, anhelando conocer cada retazo.. Cada espacio habitable, abismalmente cálido.."

Arrojó el papel al suelo de su habitación, no le gustaba escribir sobre él.

Ambos sabían en lo más oscuro de sus vidas que las cosas no serían así por siempre. Que las cosas cambiaban, las situaciones eran distintas y -por sobre todas las cosas- las personas evolucionaban. Evolucionaban.. ¿O involucionaban? Eso ya no importaba, o quizás sí. O quizás nunca nada importó, la vida seguía y los objetos eran banales espejitos de colores. Sí. Esa era la respuesta.

Cuando estaba con él, las cosas eran más profundas, los colores eran más intensos, las miradas enamoraban y las personas no eran tan sucias en el fondo.. Le removía los sentidos, le apelmazaba los remordimientos y desintegraba el eje de su cordura, dejándola así desprovista de cualquier tipo de cable a tierra.

Pensó en cuánto tiempo había pasado desde esa tarde cálida de comienzos de primavera, donde fue que lo vió por primera vez. Pensó en el tiempo, pensó en la vida.. No recordaba cómo había sido, ni por cuánto tiempo habían hablado. Sólo recordaba que había sido una casualidad-causalidad, le adjudicó las palabras al destino tergiversado en sus voces y se sacudió los pensamientos.


Detestaba demostrarse débil, porque en realidad lo era: Vulnerable.

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