1.11.2010

Alma.

Alma, se encontraba sentada en el balcón ubicado en su habitación, leyendo un libro -ya que gozaba de hacerlo siempre- y escuchando música; siempre que estaba preocupada o nerviosa, concurría a aquel lugar, dado que éste le traía mucha paz. Se sentaba en la ventana, a mirar -fuera de día o de noche- a las personas, los árboles, por la paz que me transmitía la brisa y el vaivén que ésta producía en las hojas.Ese Martes, se sentía perturbada. Presentía que iba a sucederle algo, pero no podía determinar qué sería, o si era bueno o malo.Decidió pausar el libro en el Capítulo XXII, y bajó a hacerse un café, hacían dos horas que se habían ido unas amigas suyas, y ya comenzaba a sentir la soledad otra vez. Encendió la cafetera, preparó el cafe, y se sentó a esperar que se llenara el jarro para verter el contenido en su taza. En eso, siente que golpean la puerta, al mirar por la pequeña ventana que tenía la puerta, no vio a nadie, preguntó ¿Quién es? pero nadie contestó, un poco perturbada, volvió a la cocina, agarró su taza y vertió el café.Subió a su habitación nuevamente, y se posó en la baranda del balcón con la taza entre sus manos. La brisa mecía su pollera verde, y la golpeaba suavemente en la cara. Eso la tranquilizó, sorbió un poco de café y tomó el libro nuevamente.Cuando comenzó a oscurecer, decidió ir a comprar lo que le faltaba para la cena, aunque no tenía muchas ganas de comer. Agarró su mp3, las llaves y salió.Iba por la calle cuando le pareció ver a alguien, pero al ver que no había nadie alrededor, decidió no hacer caso.. Dio unos pasos más, y vio a alguien que la llamaba, apagó el mp3 y se acercó, pero no podía oir lo que decía. La figura parecía ser la de un jóven, de unos veinticinco o veintisiete años, y a pesar de que Alma no entendía las palabras que este jóven decía, ella podía darse cuenta que eran expresadas de una manera muy tierna, pero con un poco de alteración en la voz.Pocos segundos después, la figura se esfumó.