4.02.2013

Serenidad

Ya estaba amaneciendo, y como todas las mañanas, subí a la terraza a ver la salida del sol, era algo que me había inspirado profundo interés desde mis años más tiernos. Me senté en el suelo, mientras encendía un cigarrillo y canturreaba algunas melodías que acudían a mi mente.
El sol subía y me sentí ínfima.
Me gustó verte conmigo, aunque no estabas realmente ahí.
Te imaginé conmigo,
imaginé que la luz naranja invadía el costado de tu cara
el que menos te gustaba
y te hacía más puro, más inocente.
Imaginé que me tomabas la mano
y canturreabas conmigo,
que me tocabas el pelo, dándome serenidad.
Imaginé que me pedías una seca,
que el humo nos envolvía
y la luz naranja también.
Imaginé.
Y reí.
Reí porque te quiero.
Reí porque me querés.

2 comentarios:

  1. La perfección sería que lo que imaginamos pueda hacerse tangible en cada momento de nuestra vida. Aunque si fuéramos menos ambiciosos entenderíamos que la perfección es poder ver amanecer y ser capaces de imaginar.

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    1. Tener la capacidad de imaginar, de hacer poesía, de vivir.. De sentir, eso es la perfección. Y la materialización de esa perfección, dentro del ámbito de la imaginación, es el hecho de que eso que imaginamos se haga tangible.

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