8.14.2009

Carta a un extraño conocido.

Querido amigo (Si es que me permitís que te llame así):

Entre canciones de Sabina, un café ya frío y sin terminar, me decidí a escribirte, aunque quizás nunca leas esta carta.
Hace tanto tiempo que no sé de vos, qué es de tu vida, tus amoríos, y demás cosas de importancia… Y otras no tanto. Pensar que te conocí tanto, en un corto plazo de tiempo, y no me atrevo a decir que te conozco mejor que nadie, porque eso es –Casi- imposible, ya que ni siquiera uno mismo se termina de conocer. Volviendo otra vez al asunto que me tiene aquí, escribiendo lo primero que me viene a la mente –No sin antes ser analizado-, porque como bien sabés y siempre te dije, siempre que hablaba seriamente con vos, me dejabas pensando…
Siempre me gustó hablar con vos, porque fuiste alguien que me dio mucho apoyo durante muchos años…
Nuestra relación, no empezó precisamente como una amistad, pero con el tiempo entendí, que habías llegado a mi vida para ser el amigo cercano que siempre necesité, en el cual podía confiar mis secretos, llorar mis penas y reír mis alegrías. Me enseñaste tu música, tus pasiones, y ahí nos entendimos mejor que cualquiera. Apreciamos siempre la misma música, y las cosas sencillas de la vida. Creo que incluso hasta las mismas películas nos gustaba mirar.
Siempre te aprecié, siempre te quise. Al principio te quise más de lo que imaginabas, y luego me notifiqué de que te quería mucho más de hasta lo que yo imaginaba, lloré y sufrí cuando me di cuenta de que nunca te iba a poder tener para mí, entonces decidí no derramar más lágrimas, comenzar de nuevo y ser tu amiga; de lo que no me arrepiento para nada, porque al permitirme esa bocanada de aire fresco, me permití al mismo tiempo, conocerte más como persona, y eso fue realmente un privilegio.
Sos una de las pocas personas que llegó a confortarme el alma con sus palabras, a tocar mi corazón con su mirada, y a llenar mis ojos de ese brillo al hablarme con esas sabias palabras que solías utilizar. Fuiste, sos y serás una gran parte de mi vida, gracias a vos me hice un poco más fuerte y sabia, me ayudaste a comprender una parte de la vida que nunca quise ver, aunque no sé por qué motivo.
Llevamos una hermosa relación amistosa, hasta que hiciste tu “nueva” vida… Nunca más nos vimos, nunca más hablé con vos, perdimos totalmente el contacto entre ambos. Y dejame decirte, que te extraño más que nunca, que te necesito acá para que me ayudes como antes.
Pero en fin, según dicen los amigos van y vienen, pero yo no quiero que te vayas. No quería que te vayas, que me dejes. Igualmente, te deseo lo mejor, ya que te lo merecés más que nadie, muchísima suerte para este mundo tan ingrato y que no sabe perdonar –Como me han contado-.

Gracias infinitas, te amo (¡Sí! Te amo, tenías que enterarte en algún momento.)

Sinceramente tuya,
Mariela.

1 comentario:

  1. HERMOSOSISIMA,EL COMIENZO CON SABINA♥
    SUERTE,CUALQUIER COSA....
    :)

    ResponderEliminar