El sol subía y me sentí ínfima.
Me gustó verte conmigo, aunque no estabas realmente ahí.
Te imaginé conmigo,
imaginé que la luz naranja invadía el costado de tu cara
el que menos te gustaba
y te hacía más puro, más inocente.
Imaginé que me tomabas la mano
y canturreabas conmigo,
que me tocabas el pelo, dándome serenidad.
Imaginé que me pedías una seca,
que el humo nos envolvía
y la luz naranja también.
Imaginé.
Y reí.
Reí porque te quiero.
Reí porque me querés.
La perfección sería que lo que imaginamos pueda hacerse tangible en cada momento de nuestra vida. Aunque si fuéramos menos ambiciosos entenderíamos que la perfección es poder ver amanecer y ser capaces de imaginar.
ResponderEliminarTener la capacidad de imaginar, de hacer poesía, de vivir.. De sentir, eso es la perfección. Y la materialización de esa perfección, dentro del ámbito de la imaginación, es el hecho de que eso que imaginamos se haga tangible.
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