Ojalá me atreva a ser más asesina de mis sueños para no soñarte. Ojalá pueda poner en penitencia mi paciencia, para no esperarte.
Pero resulta que no puedo entender, que nunca vas a soñarme, que nunca vas a esperarme. Y no lo harás tampoco. Pero, ¿Qué puedo hacer? Sólo resignarme, para no sufrir más, y quizás esperar al azar, a ver si te das cuenta que existo.
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