Querido amigo:
Esta vez, me tomo el atrevimiento de llamarte amigo, porque sé que lo somos, aunque hace mucho que no sepa de tí.
Hoy, me puse a pensar, a rememorar viejas charlas y releer viejas conversaciones que manteníamos vía Messenger.. Y encontré una -Que siempre llevo grabada en mi mente- en la cual, hablabamos del destino. En la que me decías que querías que tu destino no fuera ese, que querías cambiarlo, pero que no podías, porque "
el destino siempre está un paso adelante".. Y empecé a preguntarme.. ¿Será que tenías razón, y que el mismo destino, quiso alejarte de mi camino? ¿Que el azar quiso arrojarte lejos, para nunca más verte?
Todo el día, me atormenté a mi misma, haciéndome esta clase de preguntas -las cuales no me gustan para nada-, y las que espero no sean verdades...
Además, estuve rememorando todos los momentos que pasamos juntos, los consejos que me diste, y las veces que me ayudaste. Y tengo que decirte que te extraño mucho más que nunca, te necesito. Me hacés falta como nunca lo hiciste, y es que te quiero. ¡Te quiero! De una manera tan simple y especial, con un cariño entrañable. Quizás por eso es que me hacés tanta falta, ¿No?
Tuya,
M.